EXPLORACIÓN DEL METABOLISMO DE LAS LIPOPROTEÍNAS
RESUMEN
En este capítulo se hace una breve reseña acerca del
metabolismo de las lipoproteínas, sus trastornos, agrupados según la
clasificación de Fredrickson, modificada luego por la Organización Mundial de
la Salud, así como las funciones y características de cada una de sus
fracciones.
Además, se presentan los exámenes del laboratorio
que permiten el diagnóstico, estudio y clasificación de las dislipidemias y que
resultan imprescindibles para el monitoreo del tratamiento que se debe
realizar. Se establecen también los grupos de riesgo de enfermedades coronarias
y vasculares periféricas.
INTRODUCCIÓN
Las
alteraciones del metabolismo de los lípidos y de las lipoproteínas plasmáticas
constituyen un importante capítulo de la patología, que ha tomado creciente valor
por su relación con las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades de
gran importancia clínica por su elevada morbilidad y mortalidad. En el presente
capítulo se ofrece una información básica sobre la estructura y el metabolismo
de las lipoproteínas, el papel de las apoproteínas en el metabolismo, y la relación
de las diferentes lipoproteínas con la aterosclerosis.
Se
presenta, además, el esquema de Fredrickson para la clasificación de las dislipoproteinemias
y un esquema para la evaluación, por parte del laboratorio, de las alteraciones
del metabolismo de las lipoproteínas y de los lípidos plasmáticos. Al final, se
hace un recuento breve de las principales alteraciones primarias o genéticas y secundarias
de las lipoproteínas.
LIPOPROTEÍNAS
PLASMÁTICAS
Los
lípidos como: los triglicéridos, los colesteroles y otros, no son solubles en
el plasma, por lo que su transporte en él se realiza en forma de complejos
moleculares llamados lipoproteínas, en las que el componente proteico se
denomina apolipoproteína o apoproteína.
Las
lipoproteínas constituyen un sistema heterogéneo de partículas de diferentes
tamaños y funciones metabólicas. Ellas poseen un núcleo hidrófobo que contiene los
lípidos no polares (triglicéridos y colesterol esterificado), mientras que la
superficie externa está constituida por lípidos polares (colesterol no
esterificado y fosfolípidos) y apoproteínas. Estas apoproteínas, además de
jugar un papel determinante en la estabilidad de la estructura de la
lipoproteína, desempeñan diversas funciones en el metabolismo de esta. Los
lípidos y las lipoproteínas se pueden clasificar según su composición. La
clasificación más utilizada hoy incluye, además, la densidad específica de las
lipoproteínas, y de esa manera las divide.
Quilomicrones.
Son las
partículas de mayor tamaño y menor densidad. Tienen un alto contenido en triglicéridos,
se originan en el intestino y trasportan los lípidos de la dieta. Contienen
apoproteínas A-I, A-II, A-IV, B-48, C-I, C-II, C-III y E. Cuando el plasma o
suero contiene quilomicrones y se deja en reposo a temperatura de
refrigeración, se observa la formación de un sobrenadante cremoso.
Lipoproteínas
de muy baja densidad (VLDL).
Son lipoproteínas que transportan triglicéridos de origen
endógeno y, en menor grado, colesterol. Se originan, sobre todo, en el hígado.
Contienen apoproteínas B-100, C-I, C-II, C-III y E. En ausencia de
quilomicrones, la mayor parte de los tiglicéridos plasmáticos se encuentra en
esta fracción. El aumento de esta fracción le confiere un aspecto lactescente
al plasma.
Lipoproteínas
de densidad intermedia (IDL).
Están constituidas por partículas lipoproteicas de
densidad intermedia entre las VLDL y las lipoproteínas de baja densidad (LDL),
transportan triglicéridos y, en menor grado, colesterol. Contienen las apo
B-100, C-III y E. Su metabolismo está dirigido por la apo E y alguna variante
genética de esta puede condicionar un aumento de estas lipoproteínas.
Lipoproteínas
de baja densidad (LDL).
Son muy ricas en colesterol esterificado y se originan de
la transformación de las VLDL y de las IDL. Tienen la función de transportar
colesterol hacia los tejidos periféricos. Están asociadas con la apoproteína
B-100.
Los altos niveles de colesterol plasmático dependen,
sobre todo, del aumento de estas lipoproteínas. Están identificadas como
lipoproteínas aterogénicas.
Lipoproteínas
de alta densidad (HDL).
Son las lipoproteínas más pequeñas y densas. Son ricas en
proteínas y fosfolípidos y transportan colesterol esterificado. Hay dos
subclases principales de HDL: HDL2 y HDL3. El papel de las HDL parece ser el
transporte del colesterol desde los tejidos periféricos hacia el hígado.
Contienen apoproteínas A-I, A-II, C-I, C-IIA, C-III, D y
E. En la actualidad se les reconoce un papel protector contra la
aterosclerosis.
Lipoproteína (a) o Lp (a). Esta lipoproteína parece
representar el vínculo entre el metabolismo de los lípidos y la fibrinólisis.
Desde el punto de vista estructural, está compuesta de una molécula de apo
B-100 unida por un puente disulfuro a una lipoproteína (a) que se presenta en
siete diferentes formas alélicas y está muy glicosilada. Existen marcadas
similitudes antigénicas entre el plasminógeno y la lipoproteína (a) debido a
semejanzas estructurales entre ambas. La presencia de la Lp (a) en la placa
aterosclerótica y su capacidad de interferir la fibrinólisis sugieren un
posible papel en la aterogénesis.
Apolipoproteínas.
Las principales funciones de las apolipoproteínas
resultan de interés, mientras que los defectos en el metabolismo de estas traen
por resultado trastornos de los lípidos. Entre las principales funciones de las
apolipoproteínas se han identificado:
1. Solubilizar los lípidos para su secreción por las
células.
2. Servir de componente estructural para el ensamblaje de
las lipoproteínas.
3. Activador de enzimas lipolíticas.
4. Aceptar lípidos a través de reacciones de intercambio
en el plasma.
5. Unión a receptores de superficie celular específicos;
mecanismo de captación celular y degradaciónde lipoproteínas (figura 2.7).
Por medio de la lipólisis, las lipoproteínas ricas en
triglicéridos (quilomicrones y VLDL) dan lugar a un grupo de compuestos
intermedios:
1. Los remanentes de quilomicrones, que son captados por
el hígado.
2. Las VLDL, que se convierten en LDL o son captadas por
el hígado.
3. Las LDL, que transportan colesterol a los tejidos y
por último, son captadas por el hígado.
4. Las HDL, sintetizadas en el hígado y en el intestino,
que captan lípidos desde los quilomicrones y las VLDL, a la vez que
intercambian (1 de la figura 2.7) lípidos y apoproteínas con las VLDL.
Tabla 2.3. funciones de las principales apoproteínas
Apoproteínas
|
Principales
funciones
|
Apo A-I
|
Estructural en
las HDL, activador de la lecitina-colesterol-aciltransferasa (LCAT), ligando
para unión de HDL
|
Apo A-II
|
Estructural en
las HDL, activador de la lipasa hepática, ligando para la unión de HDL
|
Apo A-IV
|
Activador de
LCAT, ligando para la unión de HDL
|
Apo B-100
|
Estructural para
VLDL, IDL, LDL y Lp (a), ligando para el receptor LDL
|
Apo B-48
|
Estructural para
los quilomicrones
|
Apo C-I
|
Activador de
LCAT
|
Apo C-II
|
Cofactor
esencial para la lipasa lipoproteica (LPL)
|
Apo C-III
|
Inhibidor de la
hidrólisis de triglicéridos por las lipasas
lipoproteica y
hepática
|
Apo D
|
Posible cofactor
de la proteína que transfiere el colesterol esterificado (CETP)
|
Apo E
|
Ligando para la
depuración de remanentes de quilomicrones
y VLDL. Ligando
para el receptor LDL
|
Apo (a)
|
Estructural para
la Lp (a), inhibidor de la activación del plasminógeno
|
TRANSPORTE DE
LOS LÍPIDOS EXÓGENOS
El colesterol y los triglicéridos dietéticos que resultan
de la digestión por las enzimas pancreáticas e intestinales, se encuentran en
la luz intestinal como colesterol libre, ácidos grasos y 2-monoglicéridos. Los ácidos
grasos de cadena corta pasan de inmediato a la circulación portal y en el
plasma viajan unidos a la albúmina.
Los ácidos grasos de cadena larga son reesterificados en
las células epiteliales. El colesterol es también reesterificado por acción de
la enzima acil-colesterol- aciltransferasa (ACAT). Estos lípidos y algunas
apolipoproteínas dan lugar a los quilomicrones. Estos, compuestos
en el 90 % por triglicéridos, son secretados a la linfa y alcanzan el plasma a
través del conducto torácico. Forman parte de los quilomicrones, sobre todo, las
apo B-48, apo C-II y apo E. La apo B-48 no se une al receptor LDL; evita la
eliminación prematura de los quilomicrones de la circulación antes de la acción
de la lipasa lipoproteica. La apo C-II es un cofactor para esta enzima. Los
quilomicrones maduros circulantes entran en contacto con la lipasa lipoproteica
presente en el endotelio de los capilares de algunos tejidos como el muscular y
el adiposo. Allí, por efecto de la enzima, son hidrolizados los triglicéridos y
los ácidos grasos son almacenados o utilizados como fuente de energía.
Elproducto final del metabolismo de los quilomicrones son los quilomicrones
residuales o remanentes, que son eliminados del plasma por el hígado,
aproximadamente el 35 %, mediante el receptor LDL, mientras que la mayor parte
es eliminada mediante el receptor apo E dependiente, denominado proteína
relacionada con el receptor LDL (LRP).
Por medio de estos mecanismos, los lípidos absorbidos alcanzan el hígado, para
su metabolismo ulterior.
TRANSPORTE DE LOS LÍPIDOS ENDÓGENOS
TRANSPORTE POR LAS LIPOPROTEÍNAS DE MUY BAJA DENSIDAD
Los ácidos grasos en forma de triglicéridos almacenados en el
hígado junto al colesterol esterificado y a las apo B-100, C y E, se ensamblan
en partículas VLDL en el retículo endoplásmico de los hepatocitos y son secretados
al torrente circulatorio. Estas partículas contienen una molécula de apo B-100,
son ricas en triglicéridos (60 %) y constituyen una gama de partículas de
tamaño y densidad variables. En la circulación,
ellas reciben componentes de las HDL (colesterol esterificado, apo C-I, C-II, C-III y
E) y donan triglicéridos.
Por acción de la lipasa lipoproteica (LPL) se produce la deslipidación de las VLDL por
hidrólisis de los triglicéridos, la que origina VLDL residuales, también
llamados IDL. Los componentes en exceso de la capa superficial (fosfolípidos,
colesterol y apoproteínas A, C, y E) son transferidos a las HDL plasmáticas
nacientes.
Estas partículas residuales pueden ser eliminadas de la
circulación mediante la unión a los receptores hepáticos para apo B y apo E
(receptor LDL).
Las IDL pueden también dar origen a las LDL por un
proceso de remodelación en el que participa la lipasa hepática. En los defectos
del receptor LDL, se ha encontrado una disminución de la tasa de remoción de
VLDL, lo que resulta en un aumento de la concentración plasmática de LDL.
TRANSPORTE
POR LAS LIPOPROTEÍNAS DE BAJA DENSIDAD
Las lipoproteínas de baja densidad (LDL), enriquecidas en
apo B-100, contienen un núcleo de colesterol esterificado y pocos
triglicéridos, originados durante el metabolismo VLDL-IDL-LDL y contienen
alrededor del 75 % de colesterol plasmático. Estas pueden ser internalizadas
por los hepatocitos mediante el receptor LDL, y el colesterol puede ser
convertido en ácidos biliares y ser excretado por la bilis. En los tejidos
extrahepáticos, el colesterol es utilizado en la síntesis de las membranas y
hormonas o es almacenado como ésteres de colesterol.
La función básica de las LDL es transportar colesterol a
los tejidos periféricos y al hígado.
La internalización de las LDL por los tejidos extrahepáticos
es parte de un complejo sistema de regulación de la expresión en la membrana
celular de los receptores LDL y de enzimas citoplasmáticas del metabolismo del
colesterol. El receptor LDL es una glicoproteína transmembrana de 839
aminoácidos, a la cual se unen las LDL, mediante la apo B-100 y otras lipoproteínas
mediante las apo E. Una vez unidas, el complejo ligando-receptor es
internalizado, se disocia en el interior del endosoma, el receptor se recicla
hacia la superficie celular, mientras que la LDL se hidroliza en el lisosoma
secundario. La disponibilidad de colesterol en el interior de la célula, inhibe
la actividad de la hidroximetilglutaril-CoA reductasa (HMG-CoA reductasa); reprime
la expresión de los receptores LDL en la membrana y activa la
acil-colesterol-aciltransferasa (ACAT) que esterifica el colesterol libre
intracelular.
En condiciones de demanda de colesterol se activan los
mecanismos de síntesis endógena y de captación de LDL plasmática. Las LDL
también pueden entrar en otros tejidos y en los macrófagos, mediante el
receptor barredor o limpiador (scavenger). Esta vía metabólica puede ocasionar
la acumulación excesiva de colesterol y la formación de células espumosas que
contribuyen a la formación de la placa ateromatosa.
TRANSPORTE POR
LAS LIPOPROTEÍNAS DE ALTA DENSIDAD
El papel de las lipoproteínas de alta densidad (HDL)
parece ser transportar colesterol desde
los tejidos periféricos hacia el hígado (transporte reverso de colesterol). Las
HDL nacientes, originadas en el hígado e intestino, ricas en fosfolípidos y
discoidales, interactúan con los tejidos y otras lipoproteínas e incorporan
colesterol que es esterificado por la enzima lecitina-colesterol-
acil-transferasa (LCAT) y transforma las HDL en partículas esféricas. En el
hígado se unen a un receptor mediante las apo A y tal vez mediante otro de los
receptores existentes, lo que da como resultado un flujo de colesterol hacia el
hígado, desde los tejidosperiféricos. El colesterol puede también ser
transferidoa las VLDL o quilomicrones, por acción de la proteína transportadora
de ésteres de colesterol (CETP) en intercambio
por triglicéridos. Es por ello que existe cierta relación inversa entre las
concentraciones plasmáticas de VLDL y HDL.
LIPOPROTEÍNAS
Y ATEROSCLEROSIS
Entre los factores de riesgo para la aterosclerosis, las
alteraciones del metabolismo de las lipoproteínas han recibido gran atención.
Muchos estudios han puesto en evidencia la relación entre lípidos plasmáticos y
la cardiopatía isquémica coronaria (CIC). Entre los resultados más
significativos se señalan:
1. La naturaleza y evolución de la placa aterosclerótica.
2. Producción de aterosclerosis experimental en animales con
dietas que inducen hipercolesterolemia.
3. La relación entre enfermedad isquémica coronaria y los
trastornos primarios del metabolismo de las lipoproteínas.
4. La existencia de hiperlipoproteinemia en una buena proporción
de los individuos que padecen CIC.
5. Grandes estudios epidemiológicos de población con diferentes
concentraciones de lípidos plasmáticos.
6. La reversión de lesiones ateroscleróticas en pacientes
que están bajo tratamiento con drogas hipolipemiantes.
A pesar de los resultados, variables en muchos estudios,
en la mayoría de ellos se ha llegado a la conclusión de que existe una relación
entre enfermedad coronaria y concentración plasmática de colesterol. Los
individuos con concentraciones más elevadas de colesterol plasmático están en
mayor riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica coronaria.
Estudios epidemiológicos prospectivos han demostrado una
fuerte y progresiva relación entre el colesterol total y el colesterol LDL, con
la morbilidad y la mortalidad por CIC. Los beneficios de disminuir la
concentración plasmática de colesterol se calcula que son del 2 % de reducción
en el riesgo de CIC por cada 1 % de reducción en la concentración de colesterol
total.
Estos estudios han permitido identificar, de manera
adicional, otros factores de riesgo, tales como: edad, sexo masculino, diabetes
mellitus, obesidad, sedentarismo, concentración plasmática de triglicéridos,
historia familiar de CIC, baja
concentración de colesterol HDL y, más reciente, subclases de lipoproteínas,
concentración elevada de fibrinógeno y de Lp (a).
A pesar de los resultados, variables en muchos estudios,
en la mayoría de ellos se ha llegado a la conclusión de que existe una relación entre enfermedad coronaria
y concentración plasmática de colesterol. Los individuos con concentraciones
más elevadas de colesterol plasmático están en mayor riesgo de desarrollar cardiopatía
isquémica coronaria.
Estudios epidemiológicos prospectivos han demostrado una
fuerte y progresiva relación entre el colesterol total y el colesterol LDL, con
la morbilidad y la mortalidad por CIC. Los beneficios de disminuir la
concentración plasmática de colesterol se calcula que son del 2 % de reducción
en el riesgo de CIC por cada 1 % de reducción en la concentración de colesterol
total. Estos estudios han permitido identificar, de manera adicional, otros
factores de riesgo, tales como: edad, sexo masculino, diabetes mellitus,
obesidad, sedentarismo, concentración plasmática de triglicéridos, historia
familiarde CIC, baja concentración de colesterol HDL y, más reciente, subclases
de lipoproteínas, concentración elevada de fibrinógeno y de Lp (a).
PAPEL DE LAS
LIPOPROTEÍNAS DE BAJA DENSIDAD
En sujetos normolipémicos, aproximadamente 2/3 del
colesterol es transportado por las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Un
aumento en la concentración de LDL-colesterol se considera aterogénico. No existen
dudas respecto al efecto aterogénico de las LDL. Su potencial aterogénico está
dado por su capacidad de acumularse en la matriz extracelular y en las células
de la íntima arterial. Las LDL nativas son captadas por el receptor LDL;
mientras que aquellasque sufren modificaciones, son captadas por los receptores
barredores de los macrófagos y pueden dar lugar a células espumosas. Entre las
modificaciones que pueden sufrir las LDL, las más importantes sonla oxidación y
la glicosilación. Estos procesos parecen producirse casi siempre en los tejidos
y no en la circulación. Las LDL oxidadas
promueven la aterosclerosis por diferentes mecanismos, tales como: efecto quimiotáctico
sobre los monocitos que se convierten en macrófagos; daño directo sobre el
endotelio vascular, que promueve la liberación de citoquinas; producción de
radicales libres y la supresión de funciones normales; liberación de
componentes celulares activos de las células espumosas (macrófagos) repletos de
LDL, entre los que se encuentran mediadores de apoptosis. También promueven la
agregación
plaquetaria y la liberación de tromboxano que favorece la
vasoconstricción y la trombosis. La activación 119 plaquetaria promueve,
además, la liberación de citoquinas que estimulan la proliferación de las
células musculares lisas. Se señala que las LDL pequeñas y densas tienen mayor
potencial aterogénico.
PAPEL DE LAS
LIPOPROTEÍNAS DE MUY BAJA DENSIDAD
La contribución de la hipertrigliceridemia al riesgo coronario
es controvertida, en parte, porque la hipertrigliceridemia está asociada con
otras alteraciones de los lípidos, que, por sí mismos, pueden predisponer a la aterosclerosis.
Entre las asociaciones encontradas con más frecuencia se señalan: bajos niveles
de HDL-colesterol, presencia de remanentes de lipoproteínas ricas en
triglicéridos, resistencia a la insulina y presencia de LDL pequeñas y densas.
PAPEL DE LAS
LIPOPROTEÍNAS DE ALTA DENSIDAD
Las HDL, al contrario de las LDL y VLDL, tienen un efecto
anti-aterogénico, y existe una fuerte correlación inversa entre las
concentraciones plasmáticas de HDL-colesterol y la incidencia de CIC. Se
considera que concentraciones superiores a 1,6 mmol/L tienen un efecto
protector sobre la CIC, mientras que, inferiores a 0,9 mmol/L, se consideran un
factor de riesgo. Existe una correlación inversa entre HDL-colesterol y la
concentración plasmática de triglicéridos, y resulta frecuente encontrar
asociada la disminución de HDL con hipertrigliceridemia. Varios factores,
además del estilo de vida, se han vinculado con los bajos niveles de HDL. Entre
ellos, el hábito de fumar, la obesidad y la falta de actividad física, parecen
ser los más significativos. Las HDL son capaces de remover colesterol desde los
tejidos. Tienen efecto antiaterogénico por transporte reverso del colesterol,
el mantenimiento de la función endotelial y la protección contra la trombosis.
Hace poco se ha señalado, de manera adicional, un efecto protector de las HDL
contra la oxidación de las LDL.
PAPEL DE LA
LIPOPROTEÍNA (a)
Estudios epidemiológicos sugieren una relación entre el
exceso de Lp (a) y CIC, pero estudios prospectivos posteriores han tenido
resultados controvertidos. No obstante, se considera que concentraciones
superiores a 30 mg/dL de esta lipoproteína se asocian con un aumento de la
morbilidad y de la mortalidad por CIC. Sin
embargo, en sujetos con hipercolesterolemia o disminución del
HDL-colesterol, el exceso de Lp (a) es un factor deriesgo adicional para la
CIC. La presencia de Lp (a) en las lesiones ateroscleróticas puede ser
contribuyente por tres posibles razones: inhibe la conversión del plasminógeno en
plasmina, favorece la proliferación de células musculares lisas y recluta los
monocitos para la pared vascular.
CLASIFICACIÓN
CLÍNICA DE LAS HIPERLIPOPROTEINEMIAS
El sistema de clasificación de los fenotipos de las hiperlipoproteinemias,
desarrollado por Fredrickson y luego modificado, ha sido aceptado en todo el
mundo. Y aunque en la actualidad se reconoce que un fenotipo puede ser causado
por diferentes enfermedades genéticas o
que una misma enfermedad puede producir más de un fenotipo de
hiperlipoproteinemia, este sistema de clasificación ofrece apreciables ventajas
para el manejo médico de estos trastornos y contribuye a su comprensión.
Cada tipo de hiperlipoproteinemia describe un patrón
anormal de lipoproteínas plasmáticas y no constituye la designación de una
enfermedad específica (tabla 2.4).
EVALUACIÓN DE
LAS HIPERLIPOPROTEINEMIAS
Las alteraciones de las lipoproteínas pueden estar
ocasionadas por múltiples causas (primarias y secundarias). La expresión
fenotípica de estos trastornos puede ser diferente en dependencia de factores
asociados, presentes en cada paciente, lo que determinará, de manera adicional,
el tipo de intervención más conveniente que deberá realizarse en cada caso. No
todas las hiperlipoproteinemias secundarias desaparecen al controlar la causa
metabólica. Debe tomarse en consideración, además, la posible existencia de una
causa primaria subyacente (tabla 2.5).
La eficiente utilización del laboratorio clínico
posibilita, mediante un grupo de determinaciones, una correcta clasificación de
las hiperlipoproteinemias, a partir de los fenotipos de estas. Desde el punto
de vista práctico, la evaluación del riesgo coronario debe incluir las determinaciones
plasmáticas de colesterol total, triglicéridos, LDL-colesterol, HDL-colesterol
y los cocientes LDL-col/HDL-col y col-tot/HDL-col. La simple prueba de dejar el
plasma o suero en reposo, durante la noche, en refrigeración, brindará
información adicional de gran utilidad en la tipificación de las
dislipoproteinemias. Las dislipoproteinemias más frecuentes son los tipos IIa,
IIb y IV; mientras que los tipos I, III y V solo se encuentran de manera
ocasional. El Panel de Tratamiento de Adultos (ATPII) del Programa Nacional de
Educación para Colesterol (NCEP) y otros paneles de expertos han hecho
recomendaciones sobre los niveles deseables y de riesgo de CIC para las
determinaciones antes señaladas sobre la base de amplios estudios
epidemiológicos. Es necesario destacar que la determinación de colesterol total
solo debe utilizarse como un método para detectar hipercolesterolemia. En caso
de que exista un resultado por encima de los valores deseables, este método debe
estar acompañado de la determinación de LDLcol y HDL-col. Para el diagnóstico
diferencial de las dislipoproteinemias, deben ser evaluados tanto los lípidos como
las lipoproteínas plasmáticas. Estudios recientes han demostrado que en la CIC
los cambios en apo B y apo A son similares a los del colesterol total, LDL y
HDL, respectivamente.
Si bien los niveles de apo A-I y apo B discriminan mejor
entre los individuos con CIC documentada de forma angiográfica y los individuos
normales que el colesterol de las lipoproteínas correspondientes, no son aún
determinaciones habituales para la evaluación de las hiperlipoproteinemias
(tablas 2.6 y 2.7).
Tabla 2.4 Fenotipos de hiperlipoproteinemias
Tabla
2.5 Hiperlipoproteinemias secundarias
Tipo
|
Causas
|
I
|
Diabetes
mellitus insulinodependiente, disglobulinemia, lupus eritematoso sistémico,
pancreatitis
|
II
|
Síndrome
nefrótico, hipotiroidismo, enfermedad obstructiva hepática, porfiria, mieloma
múltiple, cirrosis portal, hepatitis viral aguda, mixedema,
estrés,
anorexia nerviosa, hiperparatiroidismo,
síndrome de Cushing
|
III
|
Hipotiroidismo,
disgammaglobulinemia, mixedema, cirrosis biliar primaria, acidosis diabética
|
IV
|
Diabetes
mellitus, síndrome nefrótico, gestación, contraceptivos orales, enfermedad de
almacenamiento de glucógeno, alcoholismo, pancreatitis, hipotiroidismo,
enfermedad de Niemann-Pick,
acromegalia
|
V
|
Diabetes
mellitus insulinodependiente, síndrome nefrótico, alcoholismo, mieloma múltiple,
pancreatitis, macroglobulinemia, diabetes mellitas no insulinodependiente,
contraceptivos orales
|
DISLIPOPROTEINEMIAS
El término dislipoproteinemia engloba todas las alteraciones
de las lipoproteínas plasmáticas, ya sean cuantitativas (por exceso o defecto)
o cualitativas; ya sean primarias y hereditarias o secundarias y adquiridas, que
se producen como onsecuencia de otra
enfermedad, hábito de vida o tratamiento farmacológico.
Si bien el modelo fenotípico de Fredrickson fue el punto
de partida para la comprensión de estos trastornos, hoy se sabe que la
expresión fenotípica de una dislipoproteinemia puede cambiar por efecto del
estado metabólico o del tratamiento. Hoy
ha sido posible en gran medida, la clasificación de los trastornos primarios según
las alteraciones genéticas implicadas, aunque de ello no siempre resulta un
cuadro completo de la patogenia de la enfermedad.
HIPERLIPOPROTEINEMIAS
PRIMARIAS
Las hiperlipoproteinemias primarias son trastornos del
metabolismo de las lipoproteínas de carácter hereditario que condicionan un
aumento de una o varias de las lipoproteínas plasmáticas. Su mayor importancia
radica en la asociación de algunas de estas enfermedades con la aterosclerosis
y la aparición temprana de cardiopatía coronaria. Hipercolesterolemia familiar.
Es una enfermedad hereditaria, con herencia autosómica dominante, ocasionada
por mutaciones en el gen del receptor LDL (receptor apo B/apo E), lo que
condiciona alteraciones funcionales que se expresan con una acumulación de colesterol en los tejidos.
El receptor LDL es una proteína localizada en la membrana
de la mayoría de las células del organismo, que realiza un papel esencial en la
regulación del metabolismo del colesterol. Está compuesto por 839 aminoácidos y
su gen se encuentra localizado en el brazo corto del cromosoma 19. Se han
descrito decenas de mutaciones en este receptor, cuya expresión clínica es semejante,
si bien pueden variar en la intensidad de su expresión o de la respuesta
terapéutica. Las mutantes del receptor LDL se han caracterizado en cuatro
clases de alelos, basados en el fenotipo y en el comportamiento de la proteína
mutante. Estas cuatro clases son:
Clase I. Nula, en la que la síntesis
de la proteína es defectuosa.
Clase II. Defecto de transporte, en el
que está bloqueado el transporte de la proteína desde el retículo endoplásmico
al aparato de Golgi.
Clase III. Defecto de unión, en el que
la proteína es sintetizada y transportada a la superficie celular, pero hay un
defecto en la unión de las LDL.
Clase IV. Defecto de internalización,
en el que la proteína llega a la superficie celular, une las LDL de manera
normal, pero el receptor no internaliza las LDL. La forma heterocigota de la
enfermedad se presenta con una frecuencia de 1/500 mientras que a la homocigota
se le calcula una prevalencia de 1/100 000.
Los pacientes heterocigotos expresan alrededor de la
mitad de los receptores de los individuos normales, mientras que en los homocigotos, casi no se
detecta actividad de receptor. El aclaramiento fraccional de LDL está reducido
en los heterocigotos, mientras que en los homocigotos está muy reducido (casi
al doble).
La captación de IDL por los hepatocitos también está afectada,
por lo que una mayor cantidad de estas partículas se convierten en LDL. Parte
del exceso de LDL es depositado en las paredes de las arterias, en los tendones y en la piel en forma de xantomas y
xantelasmas.
Los macrófagos aumentan la captación de LDL, mediante el
receptor barredor o limpiador (scavenger) lo que resulta en un incremento de
las LDL oxidadas, que parecen tener un mayor efecto aterogénico.
El dato clínico más relevante es el hallazgo de
concentraciones elevadas de colesterol plasmático. En los adultos, las
concentraciones suelen oscilar entre 7 y 10 mmol/L para el colesterol total y
entre 5,7 y 8,3 mmol/L de LDL-colesterol.
Es posible realizar el diagnóstico en sangre del cordón
umbilical con cifras de colesterol total de 2,6 mmol/L y de 1,6 mmol/L de
LDL-colesterol.
Las concentraciones de HDL-colesterol suelen ser normales
o con tendencia a estar disminuidas y los niveles de triglicéridos son
normales, aunque algunos casos (10 %) de pacientes con hipercolesterolemia
familiar heterocigótica pueden presentar hipertrigliceridemia.
El diagnóstico definitivo en los laboratorios especializados,
se hace mediante la confirmación del defecto genético o celular del receptor
LDL.
Defecto familiar
de la apoproteína B-100.
Es un desorden
autosómico dominante, también asociado con la incapacidad de unión de las
partículas de LDL al receptor LDL. En este caso, el defecto no radica en el
receptor LDL, sino en el ligando de la apoproteína B-100, cuya afinidad por el receptor LDL está
disminuida del 3 al 5 % de lo normal. Ello da por resultadouna disminución de
la depuración de las partículas de LDL y un incremento en su concentración
plasmática.
La frecuencia de esta mutación (B-3 500), en la que resulta
sustituido un aminoácido arginina por glutamina, está calculada en el 0,08 % de
la población general y, entre un grupo de sus portadores, se encontró un
aumento promedio de 2,06 mmol/L en la concentración de colesterol plasmático.
Las manifestaciones clínicas son semejantes a las encontradas
en la hipercolesterolemia familiar, con alta prevalencia de cardiopatía
coronaria, y solo puede ser diferenciada de la hipercolesterolemia familiar
mediante técnicas de biología molecular.
Hiperlipemia familiar combinada. Es un trastorno relativamente
común, presente en el 1,5 % de la población general y da por resultado la
elevación de las LDL, las VLDL o ambas, lo que pone de manifiesto los fenotipos
II, IIa o IV. El riesgo aterogénico de este trastorno es elevado. Se encuentra
hasta en el 10 % de los enfermos con cardiopatía coronaria prematura y del 0,5
al 2 % de la población general. Su herencia es autosómica compleja con gran
penetrancia. Parece causado por la sobreproducción de apo B-100 asociada con
VLDL, y con la presencia de LDL, pequeñas y densas, asociada con un aumento
plasmático de apo B, triglicéridos y la reducción de HDL. La heterogeneidad fenotípica
resulta de la variación en la subclase de LDL y la asociación con trastornos de
la actividad de lipasa lipoproteica que hacen difícil el diagnóstico.
Hipercolesterolemia
familiar poligénica.
Es una enfermedad genética, en la que parecen participar varias
anormalidades del metabolismo de las LDL, que dan por resultado un aumento
plasmático de LDL. Se considera el trastorno del metabolismo lipídico más frecuente.
Entre las anormalidades reportadas se encuentran:
- Ligeros defectos del receptor LDL, apo B-100 defectiva,
- Aumento de la síntesis de apo B y la presencia del fenotipo E-4 de apo E.
Hiperapobetalipoproteinemia.
Se caracteriza por una sobreproducción de apolipoproteína
B. Las manifestaciones
de la afección incluyen enfermedad cardíaca coronaria
prematura, xantelasma, obesidad e hipertrigliceridemia, con frecuencia asociada
con la diabetes mellitus o con la intolerancia a los carbohidratos.
La característica de esta enfermedad es el
enriquecimiento en apo B de las LDL con un cociente LDL-colesterol/apo B menor
que 1,2 (valor de referencia mayor que 1,4). Lipoproteínas de baja densidad
(LDL) pequeñas y densas. Si bien el tamaño de las partículas de LDL es
heterogéneo, los individuos pueden ser clasificados en tres fenotipos, de
acuerdo con el tamaño predominante de las LDL, mediante la electroforesis en gradiente
de gel:
1. Fenotipo patrón A: partículas grandes (mayor que 26,3
nm de diámetro).
2. Fenotipo patrón B: partículas pequeñas (mayor que 25,8
nm de diámetro).
3. Fenotipo patrón I: partículas intermedias (entre 25,8 y
26,3 nm de diámetro).
El fenotipo B de partículas pequeñas y densas ha sido
asociado en varios estudios con la enfermedad cardíaca coronaria. Estas
partículas se asocian con concentraciones superiores de triglicéridos y menores
de HDL. El potencial aterogénico parece estar relacionado con una mayor
suceptibilidad a la oxidación, afinidad reducida por el receptor LDL y mayor
afinidad por los proteoglicanos arteriales.
Deficiencia de
lipasa lipoproteica.
Se trata de un desorden infrecuente (menor que 1 x 100
000), que se hereda con carácter autosómico recesivo. La enfermedad se debe a
la ausencia o marcada deficiencia de la lipasa lipoproteica, lo que determina
una persistencia prolongada de los quilomicrones en el plasma aun después de
varios días con dieta libre de grasas o en ayunas.
Los individuos afectados muestran hiperquilomicronemia, hiperlipoproteinemia
tipo I, con concentración de VLDL normal o ligeramente elevada. La concentración
de triglicéridos plasmáticos se encuentra entre 11,3 y 45,2 mmol/L o aun más
elevada.
Se presenta en la infancia o adolescencia con ataques recurrentes
de dolor abdominal como consecuencia de pancreatitis, debida al aumento de
quilomicrones en el plasma. Es característica la presencia de xantomas eruptivos,
con predominio en las nalgas y en las regiones sensibles a la presión,
hepatoesplenomegalia e infiltración de células espumosas en la médula ósea. En el
fondo de ojo se encuentra lipemia retinalis. No se produce aterosclerosis acelerada. Esta
sintomatología permite el diagnóstico antes de los 10 años de edad y rara vez
cursa libre de síntomas hasta los 30 o 40 años.
El diagnóstico se establece al comprobar altas
concentraciones de triglicéridos plasmáticos y prueba de frío del plasma o suero
positiva, que muestra una capa sobrenadante cremosa. En la electroforesis de
lipoproteínas se constata la presencia de quilomicrones. La actividad
lipolítica del plasma, luego de administrar heparina, está disminuida o
ausente.
Deficiencia
familiar de apoproteína C-II.
Enfermedad autosómica
recesiva, determinada por la ausencia de la apoproteína C-II, cofactor esencial
para la actividad de la lipasa lipoproteica. Se presenta en la infancia.
Son características las crisis de pancreatitis; sin
embargo, no se ha reportado ni xantomatosis ni hepatoesplenomegalia. En
heterocigóticos se encuentra un discreto aumento de los triglicéridos, pero no presentan
pancreatitis.
Se puede presentar como hiperlipoproteinemia tipo I ó V y
prueba de frío positiva. El diagnóstico definitivo se determina al encontrar
deficiencia de apoproteína C-II en la electroforesis de apoproteínas.
Hipertrigliceridemia
mixta (hiperlipoproteinemia tipo V).
Está caracterizada por un aumento marcado de los
triglicéridos, la presencia de turbidez y un sobrenadante cremoso a la prueba
de frío del suerodebido a un exceso de VLDL y la presencia de quilomicrones.
El defecto primario parece radicar en una sobreproducción
y metabolismo defectuoso de las VLDL y de los quilomicrones debido a un déficit
de lipasa lipoproteica. Este es un cuadro diferente de la hiperlipoproteinemia
tipo I en la que solo se encuentran quilomicrones. Parece estar relacionada con
el grado de deficiencia de lipasa lipoproteica que en este caso es parcial.
Hipertrigliceridemia
familiar (hiperlipoproteinemiatipo IV).
Es un desorden autosómico dominante asociado con moderada
elevación de los triglicéridos.
Con frecuencia está asociado con obesidad,
hiperinsulinemia, hiperglicemia, hiperuricemia e hipertensión. El consumo de
alcohol la exacerba. Se asocia con bajas concentraciones de HDL, por lo que el
riesgo de enfermedad cardíaca coronaria está aumentado.
Disbetalipoproteinemia
familiar (hiperlipoproteinemiatipo III).
Es un trastorno multifactorial heredado con carácter autosómico
recesivo, resultante
de la acumulación de remanentes de VLDL que no son
removidos de manera adecuada, y que presentan características fisicoquímicas
particulares. Esto hace que en el análisis electroforético se observen las
llamadas ß-VLDL. También se acumulan remanentes de quilomicrones. El factor
determinante parece ser la presencia del fenotipo E-2 de apoproteína E en los remanentes
que no son aclarados con eficiencia.
Los hallazgos de laboratorio característicos son:
aumento del colesterol y triglicéridos plasmáticos, una banda
ß-VLDL en la electroforesis de lipoproteínas y la identificación de la isoforma
E2 de la apoproteína E.
HIPOLIPOPROTEINEMIAS
PRIMARIAS
Las hipolipoproteinemias primarias son trastornos poco
frecuentes del metabolismo de las lipoproteínas, ocasionados por la disminución
o ausencia de una de las apoproteínas, resultado de la disminución de la
concentración plasmática de una o varias lipoproteínas.
Abetalipoproteinemia
(síndrome de Bassen-Kornzweig).
Esta enfermedad, de expresión en la infancia temprana y
herencia autosómica recesiva, se caracteriza por la ausencia de apoproteína
B-100 y la presencia de manifestaciones clínicas tempranas de malabsorción y
acantocitosis eritrocitaria, y la aparición en la adolescencia de disminución
de los reflejos tendinosos, ataxia, degeneración retiniana y esteatosis hepática.
La ausencia de apo B-100 se expresa en el plasma por la ausencia de
quilomicrones, de VLDL y de LDL y baja concentración de vitamina E. El
diagnósticose establece cuando se observan concentraciones muy bajas de
colesterol (menor que 1,5 mmol/L), triglicéridos (menor que 0,2 mmol/L) y
ausencia de LDL-colesterol y apo B.
Hipobetalipoproteinemia.
Enfermedad rara, con un patrón de herencia autosómico
dominante que, en su forma heterocigótica, cursa sin manifestaciones clínicas y
se diagnostica por las bajas concentraciones de apo B, colesterol plasmático
(entre 1,5 y 3,0 mmol/L),LDL-colesterol (entre 0,5 y 2,0 mmol/L) y la presencia
de familiares afectados por la enfermedad.
La forma homocigótica presenta manifestaciones clínicas
de malabsorción, ataxia, afectación de los reflejos tendinosos, degeneración
retiniana y acantocitosis eritrocitaria. Hay disminución de las concentraciones
plasmáticas de colesterol (menor que 1,5 mmol/L), triglicéridos (menor que 0,2
mmol/L) y de HDL.
Hipoalfalipoproteinemia
(enfermedad deTangier).
Trastorno autosómico recesivo poco frecuente que se
evidencia en la infancia y está caracterizado por bajas concentraciones de
HDL-colesterol y deficiencia o ausencia de apo A-I. La concentración plasmática
de colesterol es normal, y la de triglicéridos, normal o ligeramente aumentada.
En los homocigóticos se produce un aumento de la concentración
de ésteres de colesterol en el tejido reticuloendotelial con adenopatías y, en
especial, un aumento de volumen de las amígdalas, que toman un color
amarillo-naranja; también se observa neuropatía periférica con toma sensitiva y
motora.
La carencia de HDL se traduce en trastornos del
metabolismo de otras lipoproteínas, en especial quilomicrones y VLDL, por la
disponibilidad reducida de otras apolipoproteínas como la C-II.
Deficiencia de
lecitina-colesterol-aciltransferasa (LCAT).
La deficiencia de esta enzima puede presentarse de manera
parcial o completa, con baja frecuencia poblacional y herencia autosómica
recesiva.
Se caracteriza por la existencia de opacidades corneales desde
la primera infancia. El transporte reverso del colesterol desde los tejidos
periféricos se encuentra
afectado.
Aparece en dos formas clínicas: una con deficiencia completa
de la actividad de la enzima, concentraciones normales de colesterol plasmático
en la infancia,que aumenta en la adolescencia hasta la adultez, y
concentraciones disminuidas de colesterol esterificado y HDL. Los triglicéridos,
en principio normales, aumentan después de la adolescencia. Esta variante de la
enfermedad evoluciona en la adultez a la insuficiencia renal. La variante en la
que se observa deficiencia parcialde la actividad enzimática, muestra
concentraciones plasmáticas de colesterol normales, triglicéridos normales o
aumentados y HDL disminuido. No se constatadisminución del colesterol
esterificado ni evoluciona a la insuficiencia renal.
HIPERLIPOPROTEINEMIAS
SECUNDARIAS
Se consideran secundarias las hiperlipoproteinemias encontradas
en asociación con otras enfermedades orgánicas o metabólicas. Las
hiperlipoproteinemias más frecuentes son las asociadas con la obesidad y una
dieta inadecuada, con diabetes mellitus, hipotiroidismo, enfermedades renales y
hepáticas y con la ingestión de alcohol y medicamentos, tales como: estrógenos,
ciclosporina, tiazidas y ß-bloqueadores. Obesidad. Esta enfermedad metabólica
está asociada con el aumento de las VLDL y de los triglicéridos plasmáticos
(fenotipo IV). El grado de hipertrigliceridemia está muy relacionado con el
exceso de peso. El aumento de las VLDL, con frecuencia se asocia con un aumento
de la síntesis, y a menudo se encuentran LDL pequeñas y densas, así como una
disminución delas HDL. La pérdida de peso revierte las alteraciones de las
lipoproteínas. Se ha encontrado una asociación entre obesidad, intolerancia a
la glucosa, hipertensión lipoproteínas arterial, hipertrigliceridemia y baja
concentración de HDL, denominado
síndrome X o síndrome de Reaven.
Dieta. La dieta parece ser el factor no genéticomás
influyente sobre la regulación de la concentración plasmática de los lípidos y
las lipoproteínas que actúa en estrecha relación con los factores genéticos que
potenciaránlos efectos negativos de una dieta inadecuada, de acuerdo con la
carga genética individual.
Las dietas ricas en colesterol y en ácidos grasos saturados,
aumentan la concentración de colesterol plasmático lo que provoca un aumento de
las LDL.
Los ácidos grasos de configuración cis y los monoinsaturados
disminuyen la concentración de LDL al facilitar la captación de las
lipoproteínas por los receptores hepáticos. De manera adicional, los ácidos
grasos polinsaturados reducen la concentración de HDL, mientras que el ácido
oleico no influye o provoca un moderado aumento de las LDL.
Alcohol. El consumo de alcohol, aun en dosis moderadas, agrava
la hipertrigliceridemia y se constata en el 80 % de los casos de alcoholismo.
Esto da lugar a una hiperlipoproteinemia tipo IV por aumento de la síntesis de
VLDL y por la acumulación de ácidos grasos que, a su vez, origina esteatosis
hepática como resultado de la sobreproducción de acetil-CoA, producto de la
oxidación hepática del alcohol. En el alcoholismo crónico puede presentarse
hiperlipoproteinemia tipo V, con frecuencia asociada a pancreatitis aguda. A
pesar de que la ingestión de alcohol en dosis moderadas produce un aumento de
las HDL (lo que pudiera justificar su efecto protector sobre la cardiopatía
isquémica coronaria), no es recomendable su consumo, por los efectos dañinos sobre
otros órganos y tejidos.
Hipotiroidismo.
Las alteraciones de las lipoproteínas encontradas en el
hipotiroidismo comprenden
los fenotipos II-a y II-b con aumento de LDL plasmática aislada
o asociada con un aumento de VLDL. En el primer caso se señala como causa una
disminución de la síntesis de los receptores hepáticos de LDL. En el segundo
caso se le asocia una tasa catabólica reducida de las VLDL, aun en presencia de
una tasa de síntesis hepática de VLDL reducida. Los individuos homocigóticos
para apo E-2 pueden presentar un fenotipo III o disbetalipoproteinemia, si
desarrollan un hipotiroidismo.
Debe tenerse presente el diagnóstico de hipotiroidismo en
pacientes con edad avanzada en los que no se aclare la causa o no haya respuesta
al tratamiento de una hiperlipoproteinemia de estos tipos.
Enfermedades hepáticas. En el curso de la hepatitis viral
o alcohólica se puede presentar hipertrigliceridemia moderada por una
disminución de la actividad de la lipasa hepática y CLAT, y menor captación de
las partículas residuales de quilomicrones y VLDL.
En la insuficiencia hepatocelular con reducción de la
síntesis y secreción de VLDL, se presenta una disminución de LDL y, por
consiguiente, una reducción de las concentraciones plasmáticas de triglicéridos y de colesterol. Hay también
disminución de HDL y Lp (a). En la cirrosis hepática se encuentran
concentraciones muy disminuidas de colesterol.
En la colestasis se presenta un aumento del colesterol y
de los triglicéridos plasmáticos, así como una disminución de HDL y la
presencia de la lipoproteína llamada LP-X, que se caracteriza por un alto
contenido de colesterol no esterificado, y cuya morfología la diferencia del
resto de las lipoproteínas.
Diabetes mellitus. Las alteraciones de las lipoproteínas
plasmáticas en el curso de la diabetes presentan diferente expresión, de
acuerdo con el tipo y estado metabólico del paciente.
En la diabetes mellitus isulinodependiente (DMID o tipo
1) se puede constatar un aumento de triglicéridos (VLDL) y colesterol (LDL)
plasmáticos, con un predominio de partículas pequeñas y densas y una
disminución de HDL. La magnitud de las alteraciones de las lipoproteínas guarda
estrecha relacióncon el control metabólico de la enfermedad.
Además, la hiperglicemia es responsable de la glicosilación
no enzimática de las LDL de mayor propensión a la oxidación, lo que favorece su
captación por los macrófagos y su transformación en células espumosas. En
situación de carencia marcada de insulina, se puede presentar un cuadro de fenotipo
V, con marcado aumento de VLDL y de quilomicrones (lipemia diabética) que
revierte con el tratamiento insulínico.
En la diabetes mellitus no isulinodependiente (DMNID o
tipo 2) se observa un aumento de los triglicéridos plasmáticos por el aumento
de la síntesis y cierta disminución del catabolismo de las VLDL, asociado con
una disminución de las HDL (prevalencia entre el 20 y el 60 % en diferentes
estudios). La hipertrigliceridemia se relaciona con los niveles de glicemia y
con la obesidad, frecuente entre estos pacientes. Es, además, un factor que
agrava la dislipoproteinemia del diabético, la que resulta entonces más frecuente
y más severa. Las LDL pueden ser normales o ligeramente aumentadas y muestran,
con mayor frecuencia, LDL pequeñas y densas.
Debe tenerse presente la posible existencia de un
trastorno primario subyacente en los pacientes diabéticos, en los cuales las
dislipoproteinemias nomejoren, aun con un estricto control metabólico.
Enfermedades renales. En la insuficiencia renal crónica,
el hallazgo más frecuente es la hipertrigliceridemia; mientras que la
concentración de colesteroles habitualmente normal o puede incluso estar
disminuida, al parecer, por causa del mal estado nutricional en algunos
pacientes. La alteración más precoz reportada es el aumento de apoproteínas
C-III y disminución de C-II. La reducción de la actividad de la lipasa lipoproteica
y de la lipasa hepática, condicionan un aclaración disminuido de las VLDL. Se
ha hecho alusión a la presencia de un inhibidor de la lipasa que no se puede
dializar por los métodos convencionales y sí por hemodiálisis de alto flujo. Se
reporta también una moderada disminución del HDL-colesterol y la elevación de
la concentración de lipoproteína (a), así como una mayor susceptibilidad a la
oxidación de las LDL.
En pacientes sometidos a diálisis peritoneal continua, se
refieren mayores concentraciones de colesterol por causa de la glucosa del
dializado. Todos estos factores puede que contribuyan a la reconocida
aterosclerosisacelerada, observada con frecuencia, en los estadios finales de
las enfermedades renales.
En el síndrome nefrótico predomina el aumentodel
colesterol plasmático, debido a un aumento de la síntesis de apo B y
colesterol, que se relaciona con ladisminución de la presión oncótica del
plasma. Se señala que esta constituye un estímulo para la
trascripción del gen de apo B. No obstante, estudiosrecientes
señalan una reducción del catabolismo de las LDL. En los casos severos, el
aumento de los triglicéridos confiere a estos pacientes un fenotipo II-b, que
parece estar causado por la disminución del catabolismo de las VLDL.
Hoy es aceptado que la hiperlipidemia es un factor que
acelera la progresión de la lesión glomerular y de la insuficiencia renal, a la
vez que se reconoce la importancia
de la reducción de la proteinuria, para reducir los
niveles de LDL y Lp (a) en estos pacientes. Entre los pacientes sometidos a
transplantes, esfrecuente la hipertrigliceridemia y en algunos casos se
encuentra hipercolesterolemia. Se ha considerado que la terapéutica esteroidea
y la ciclosporina son causantes de estas alteraciones. Los esteroides provocan
resistencia a la insulina, hiperinsulinemia y aumento de la síntesis de VLDL.
La reducción de la ACTH parece disminuir la actividad del receptor LDL. Los
pacientes tratados con ciclosporina tienen niveles de triglicéridos y de Lp (a)
superiores a los tratados con prednisona y azathioprina. Es posible que la
incorporación de la ciclosporina a laslipoproteínas interfiera con la remoción
de las LDL del plasma. El efecto del tacrolimus (FK 506) sobreel metabolismo de
los lípidos parece ser similar, aunque menos pronunciado que el de la
ciclosporina.
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